Escribo desde que aprendí a escribir

Mi historia con la escritura empezó cuando era una niña. No sé cuantos años podría tener, no soy buena recordando fechas, pero sí recuerdo que la mayor parte del tiempo libre, incluso en vacaciones, me la pasaba leyendo y escribiendo. Tenía un cuaderno que utilizaba como diario, en el que cada día anotaba lo que la mente me dictaba. Eran historias de niña, pero eran interesantes. Lastima que aquellos cuadernos ya no existan. Tal vez hubiera podido armar un libro juvenil con esa colección de historias.

En ese entonces, no pensaba que se pudiera vivir de la escritura, aunque era un anhelo que estaba en lo profundo del corazón. Tal vez por eso estudié Comunicación Social y Periodismo.

Ya en la universidad, en las clases de Prensa, Radio, Taller de Periodismo, Presentación de Noticias y Audiovisuales, me fui apasionando más por los medios escritos, la reportería y la investigación. Me gustaba cuando me ponían a andar la calle, nos llevaban a visitar las instalaciones del periódico El país (en Cali), la Alcaldía, la Gobernación y las instituciones gubernamentales y culturales para ver lo que ocurría y era noticia, tal cual como lo hacen los periodistas. Pero no solo me gustaba redactar una noticia, que es el género más simple pues su objetivo es simplemente informar, igualmente disfrutaba hacer una crónica, un reportaje, una entrevista y hasta un libreto.

En todo este proceso, mi abuelo Gunnar, papá de mi mamá, ha sido una influencia importante. Siempre que lo visitaba me emocionada ver la cantidad de libros que tenía en todos los rincones de la casa. Había de muchos autores y temáticas: historia, política, religión, periodismo, economía; y yo como digna nieta le pedía que me prestará uno recomendado por él. Ahí fue cuando empecé a enamorarme de las historias inspiradas en el realismo mágico de Gabriel García Márquez, un autor complejo de leer por el lenguaje que utilizaba y la manera en que escribía, pero que hasta ahora me tiene cautivada. Su historia como periodista y escritor es increíble.

De mi abuelo todavía disfruto cuando nos sentamos a hablar y él me cuenta sobre sus historias como periodista cuando trabajaba en la prensa, radio y televisión. O cuando hablamos sobre un libro o un escritor que nos gusta a ambos. Escucharlo y verlo hablar en medios locales, cuando lo invitan, hace que me sienta muy orgullosa de él y de saber que siendo tan diferentes, al mismo tiempo somos tan iguales.

Escribir se ha convertido en mi herramienta de trabajo, de vida y pasatiempo. Por eso existe este blog, porque me compromete a buscar historias, a inspirarme, a practicar y mejorar en el oficio. Escribir me permite imaginar y soñar. Realmente es mi mejor terapia y mi mejor decisión de vida.

Escribo de noche y de día. Escribo cuando estoy triste y cuando estoy feliz. Escribo cuando estoy inspirada y me llegan las palabras a mi mente. Esto puede ocurrir mientras me baño, duermo o voy camino hacia algún lado.

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