Recuerdo muy bien el día que conocí a Josy. Fue en una tienda café que a su vez es galería de arte. Allí, en los próximos días, iba a presentar su exposición ‘Vivarium’. Cuando me le acerqué a saludarla, sentí una energía especial. La vi como una persona sincera y amorosa. Desde entonces, admiro profundamente su trabajo y la sensibilidad que tiene por el arte y por la vida.
Aunque nació en Caracas, Venezuela, la mayor parte del tiempo vivió en Maracaibo, una ciudad costera con vista a un lago grande. Esa influencia de los costeños, los colores, lo cálido, la música, siempre la han acompañado en las ilustraciones y los colores que usa.
Hace cuatro años decidió dejar su país, junto a su esposo, y huir de las injusticias que desde entonces vive Venezuela. Se marchó dejando atrás su familia, su trabajo, sus pasiones. Actualmente vive en Medellín, Colombia.
Sus inicios
«Cuando niña me gustaban mucho los libros de Julio Verne y soñaba con ser como los personajes de sus historias que creaban submarinos, globos aerostáticos y además eran exploradores».
Fue por esto que Josy pensó que su futuro profesional lo construiría al estudiar Ingeniería Mecánica, pero después de dos años, se dio cuenta que ese no era el camino correcto y decidió cambiar de carrera.
«En el 2007 empecé a estudiar Diseño Gráfico en la Escuela de Diseño Gráfico. En el 2009 conocí a mi mentora en la ilustración, Hilda Benchetritt. A partir de ese momento, casi todos mis proyectos eran resueltos con ilustraciones.
Me gradué con honores en el 2011 y empecé a trabajar como ilustradora para periódicos y editoriales por recomendación de mis profesores y de los mismos colegas con los que estudié».
Su vida en Colombia
Empezar de nuevo, en un país que no es el propio, lejos de la familia y los amigos y sin un grupo de apoyo, tan solo Josy y su esposo, no fue nada fácil. Los dos primeros años fue un tiempo de organización, de darse a conocer, de mostrar su trabajo y de hacerlo valer.
Los primero trabajos que tuvieron fueron en agencias de publicidad; sin embargo, para ambos fue muy difícil ajustarse a los horarios laborales, a las exigencias sin sentido, al estrés diario y a los bajos salarios.
«En el 2018 conocí a Adriana y Andreina, también venezolanas, por medio de ellas empecé a conocer a otras personas que me abrieron las puertas laboralmente. Y así poco a poco he conociendo gente que me presenta a otra gente para formar una pequeña red de apoyo».
Su trabajo
Ilustrar es un arte y para ser artista se necesita de creatividad y una gran dosis de amor. Y la creatividad no llega sola, hay que cultivarla, construirla diariamente. Por esto Josy tiene una rutina que aplica en las mañanas.
«Si tengo que ilustrar un libro tiendo a trabajar en la mañana en los bocetos, en la investigación del libro y todo lo que tenga que ver con el proceso creativo. Si es una exposición o una obra, en la mañana temprano investigo entre referencias, fotografías, temática, y luego hago los bocetos y estudios de color».
«Si me siento bloqueada y no encuentro inspiración lo mejor es salir a un parque natural que este lejos de la ciudad, mejor aun si no se siente el ruido de la cotidianidad. Si estoy en la ciudad, voy a una librería o a una biblioteca a buscar inspiración. Los libros también me ayudan mucho».
Durante su vida profesional ha trabajado en proyectos personales que le han ayudado a hacer una introspección de su personalidad y de lo que está viviendo en relación con el pasado. Ella los ha denominado: un autorretrato del alma.
«Cascos y Sombreros fue mi primera exposición individual y trata precisamente de cómo nos creamos máscaras como una defensa del entorno para ocultar nuestra personalidad real. El segundo es Vivarius que son los pequeños habitats que le crean a las plantas, a los peces y a los pequeños insectos para generarles un entorno en el que puedan adaptarse, aun cuando no están en su habitat. Este fue una serie de obras en las que interpreté mi adaptación como inmigrante».
Aunque Josy ha logrado adaptarse a su nuevo hogar en Colombia, ella sueña con algún día poder volver a su país, a reencontrarse con su familias, sus amigos y poder volver a construir la vida que en el pasado tuvo allí.
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